Mili Sánchez Azcona
photography
Diario de una travesía andaluza​
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Por Mili Sánchez Azcona
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Enterarme de que había sido una de las fotógrafas seleccionadas para ser parte del proyecto de visibilizar arquitecturas españolas ideadas por mujeres fue una gran sorpresa para mí.
Parece extraño que haya elegido Andalucía al presentarme en la convocatoria siendo que vivo en Barcelona. Pero lo hice por varios motivos: es una zona de España que me fascina, tanto por su gente y su cultura como por su arquitectura y sus paisajes, y solo conocía una pequeña parte de la región. Me pareció que, si quedaba seleccionada, tendría la oportunidad de conocer otras partes de la misma con un motivador e inspirador objetivo, que me haría, además, verla con una mirada muy especial.
Partí de Barcelona algo nerviosa. Volé a Sevilla, donde hice base para encarar los dos primeros proyectos a fotografiar: “Viviendas sociales en Las Fuentes”, de Olga Fajardo, en Fuentes de Andalucía y “Casas en hilera para Lantejuela”, de Blanca Sánchez Lara, en Lantejuela.
Las Setas de Sevilla - Sevilla, Andalucía © Mili Sánchez Azcona
La segunda base fue la ciudad de Córdoba, desde donde conduje hasta Palenciana para fotografiar “13 viviendas autoconstruidas en Palenciana”, de Elisa Valero Ramos y aproveché el envión para llegar hasta Martos, en Jaén, al “Centro de salud en Martos”, de Ana Estirado Gorría.
Una calle cordobesa - Córdoba, Andalucía © Mili Sánchez Azcona
Los cuatro pueblos mencionados están situados en la periferia de las capitales. Es casi imposible llegar hasta ellos en transporte público, por lo que no tuve otra opción que emprender la travesía en coche. Además, en casi ninguno de estos sitios hay hospedajes, viéndome obligada a planificar los días para volver a dormir a las ciudades.
Mi destino final fue Bailén, en Jaén. Allí, acompañada por un brillante sol otoñal, fotografié el centro deportivo “Centro F.P.", de Asunción López de Rego Ariarte.
Bailén de mañana - Bailén, Jaén, Andalucía © Mili Sánchez Azcona
Los caminos en las carreteras fueron pacíficos, pero era noviembre e intermitentes lluvias me acompañaron la mayor parte de los días. En lugar de ver esto como una amenaza, lo vi como un aspecto de la realidad que aparte de aportar justamente “realidad” (ya que no todos los días son soleados y bonitos como muestran las fotografías “perfectas” de revistas), aportaba carácter y dramatismo a las escenas que enfoqué.
Viviendas sociales en Las Fuentes, Olga Fajardo - Fuentes de Andalucía, Sevilla, Andalucía © Mili Sánchez Azcona
En general no me costó mucho encontrar la ubicación de los proyectos pero sí reconocerlos. No los encontré como en las fotografías que llevaba guardadas en mi ordenador. En la mayoría de los casos fue como un reencuentro con una vieja amiga a la que no has visto por mucho tiempo…y está algo cambiada: así, tal cual.
Casas en hilera para Lantejuela, Blanca Sánchez Lara - Lantejuela, Sevilla, Andalucía © Mili Sánchez Azcona
En los casos de viviendas sociales, cada usuario le dio a su casa su toque único y personal, ese que transforma las viviendas en hogares. Azulejos por aquí, cortinas floreadas por allí. Santos y virgencitas, algunos colores. Ropa tendida cuando no llovía, cuando llovía cables pelados y ganchos de colores. Y, por supuesto, el poderoso tiempo, que con su paso deja huellas: grietas, óxidos, manchas y otros souvenires.
Viviendas sociales en Las Fuentes, Olga Fajardo - Fuentes de Andalucía, Sevilla, Andalucía © Mili Sánchez Azcona
La gente oriunda, al principio extrañada por ver a una chica que no pertenecía al contexto con una cámara de fotos en mano, terminó siendo muy amable conmigo. Tuve que explicarles lo que estaba haciendo y estoy segura de que la mayoría de los que preguntaron me entendieron a medias, pero la mitad de ellos accedió con gracia y soltura a posar para mis fotos y algunos, incluso, me pidieron que se las mande (y por correo postal, valga aclarar).
Casas en hilera para Lantejuela, Blanca Sánchez Lara - Lantejuela, Sevilla, Andalucía © Mili Sánchez Azcona
Las paradas técnicas también fueron protagonistas. El Bar Pachi y el Bar Berrinche me recibieron con una serie de personajes que me entretuvieron durante todos mis cafés contándome sobre sus vidas, como el inolvidable Pitxa Pins. Mientras escuchaba, observaba cómo otros sujetos bebían y jugaban al dominó apostando dinero desde muy temprano. Incluso algunos curiosos se acercaron desde extremos opuestos del recinto solo para preguntarme si yo era de la televisión local.
Cristóbal, el Pitxa Pins, en la puerta del Bar Pachi - Fuentes de Andalucía, Sevilla, Andalucía © Mili Sánchez Azcona
Sin duda la experiencia en su totalidad fue un gran desafío personal y profesional que terminó siendo un increíble relato para contar. Terminé con una gran sonrisa de satisfacción en mi rostro y una buena colección de fotos y de historias que quedarán por siempre plasmadas en mi memoria. Porque al final somos eso ¿no? Somos historias.